Todo comenzó con Giovanni Marconi, uno de los dos fundadores. La otra será Olga Quintili, su futura esposa. Estamos en la Italia de los años 30's; la crisis económica mundial desatada en la bolsa de Wall Street en 1929 cunde ya sobre todo el mundo, y en la región de Le Marche, en la profunda Italia rural, el hambre ya hace estragos, y todo aquel que puede, pero por sobre todo los jóvenes, huyen hacia cualquier lugar que ofrezca mejores perspectivas. Muchos eligen América, pero Olga es recién una niña y a Giovanni todavía no se le ha despertado el espíritu radicalmente soñador y creador que lo caracterizará por el resto de sus días. Todavía es joven, estos son sus años de formación y aprendizaje. Es la hora de aprender. Decide viajar a Roma, diciéndoles a sus padres que lo hace en busca de trabajo. Pero no es sólo eso lo que busca; busca maestros, busca formarse y aprender el arte para el que estaba destinado.

Y parece que la Italia en crisis anhela hombres como él, cuyo único capital son la inventiva y la voluntad de transformar el mundo mediante arduo trabajo. El Instituto para la Reconstrucción Industrial está creando terciarios técnicos a lo largo y ancho de todo el país, incrementando los conocimientos teóricos y prácticos de los jóvenes obreros, ávidos de elevar su condición social e intelectual. Giovanni ingresa en un instituto industrial de la ciudad de Roma, cursando de forma nocturna mientras se sostiene trabajando de día en el mundo de la construcción.

Finaliza sus estudios a finales de los años 30's, convertido en maestro mayor de obras y técnico en construcción de premoldeados en hormigón. Sus ojos brillan, un futuro prometedor está naciendo. Pero antes de darle forma a la obra de su vida, deberá pasar su gran prueba de fuego: en 1940 es llamado a las armas por el ejército italiano. La segunda guerra mundial ya había comenzado. En ella tendrá experiencias de todo tipo, muchas de ellas atroces; jamás olvidará ninguna...

Giovanni y Olga - Pietra

Historia de Pietra

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Pero no todo es destrucción y traumas. Incluso en la guerra queda tiempo para sonreír y enamorarse. Y también para aprender. Después de servir tres años en el frente balcánico y en el mediterráneo oriental, es tomado prisionero por los alemanes, quienes lo envían hacia territorio del Reich. En esa tremenda experiencia que es estar privado de su libertad por los nazis, se ve obligado a realizar trabajos forzados, hasta que un oficial de las SS percibe su talento y su formación para tareas industriales complejas. Inmediatamente es trasladado a una planta automotriz de Auto-Union, donde es formado por prisioneros de guerra franceses bajo supervisión alemana, en las artes del trabajo del acero, tras lo cual, se desempeña como soldador en la fabricación de vehículos militares para la Wermacht, las fuerzas armadas alemanas, y pasa los dos últimos años de la guerra siendo obrero-esclavo de los nazis, quienes lo van trasladando de campo en campo, a medida que el frente alemán retrocede frente al avance soviético. Después de ser "huesped" en los campos de Breslau, Zvikau y Baden-Baden, finalmente es liberado por los norteamericanos en abril de 1945.

Los primeros años de posguerra son tan terribles como los últimos de la guerra. El país entero está arrasado, todo está por hacerse de nuevo. Giovanni participa de los primeros años de la reconstrucción, desempeñándose en labores vinculadas a sus conocimientos. Hacia el '48 Olga era ya una mujer de veinte años, Giovanni era amigo de la familia. No mucho después, habían decidido casarse y migrar a la prometedora República Argentina.

Arriban en 1950, en pleno proceso industrializador; y mientras Olga trabaja como obrera en un frigorífico, Giovanni se desempeña como obrero en una fábrica de mosaicos, tras lo cual es tomado por empresas contratistas y se desarrolla unos años como maestro mayor de obra en construcciones de carácter público.

Giovanni Marconi - Pietra

Giovanni Marconi trabajando

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Para fines de la década del 50, el matrimonio de Giovanni y Olga concreta varios de sus sueños en estas tierras: compran su primera casa, tienen un hijo, Roberto, y abren su propia fábrica de mosaicos, la cual desarrollan y expanden hasta principios de la década del 70. La inestabilidad política del país los impulsa a abandonarlo brevemente, cediendo la propiedad de la fábrica y trasladándose nuevamente a Italia, donde experimentan unos años en la industria de la inyección plástica.

De nuevo en la Argentina, a finales de los 70's, deciden apostar otra vez a la industria del concreto. Así nace Adriática, el ancestro fabril de Pietra, llamada así en honor al mar que había bañado las juventudes de Giovanni y Olga. Adriática se orienta durante toda la década del 80 a la producción de caños centrifugados para realización de cloacas y otras instalaciones para evacuación de fluidos.

A principios de los 90's, con la llegada de nuevas tecnologías como el PVC, Adriática se reconvierte hacia el agro y la construcción urbana, comenzando la creación de las líneas de productos que la caracterizaron desde entonces, muchos de ellos, todavía vigentes. Contigua a ella, comienza a surgir la primera planta de Pietra, fundada por Roberto, el hijo de Giovanni y Olga, quién había participado de la experiencia de Adriática, y estaba ahora abocado a proyectos propios. Pietra surge a finales de los 90's, producto de la voluntad creadora de Roberto, y gracias a una serie de innovaciones productivas a nivel regional, como el moldeado en plástico termofusionado, aditivos plásticos sólidos y líquidos para hormigón y nuevos enfoques estéticos, de manera tal que la planta se desarrolla enfocada exclusivamente en la producción de pisos rústicos de hormigón tintado, vibrocomprimidos en molde de inyección plástica.

Con los años, debido a la proximidad física, a cuestiones de logística y, por supuesto, de pertenencia familiar, ambas fábricas irán fusionándose suave pero eficazmente, siendo en la práctica, alrededor del 2010, y ya retirada la primera generación, una misma empresa que mantiene dos marcas, estando ambas bajo el gerenciamiento de su actual titular, Roberto Marconi, el hijo único de Giovanni y Olga.

Para el año 2018, se produce la incorporación definitiva de Mauro, el hijo mayor de Roberto, que si bien ya se había desempeñado en diversas tareas específicas en la empresa, lo hace ahora en calidad de responsable de producción, con lo cual se inicia un proceso de reformas en la producción y en la organización, que dan como resultado la innovación de ciertos procesos, la incorporación de nuevos productos a las líneas de fabricación, y la fusión definitiva de Adriática y Pietra, en una sola empresa denominada Pietra, enteramente especializada en premoldeados de hormigón vibrocomprimidos de la más diversa índole, funcionalidad y estética.

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